LA CIUDAD DE CORINTO
Aunque Corinto no era una ciudad universitaria, como lo era Atenas, en el primer siglo era reconocida como la ciudad más sobresaliente de Grecia, con una población estimada de 250.000 ciudadanos (personas libres) y 400.000 esclavos. Los ciudadanos se enorgullecían por el hecho de creerse eruditos en la filosofía griega, y la palabra principal que se murmuraba entre ellos era sabiduría. Para cuando llegó Pablo, la ciudad ya se había hecho famosa como líder de la Liga de Acaya y del avivamiento helenístico bajo el dominio romano, después de la destrucción de la ciudad por Mullius en el año 146 a. de J.C.
La ciudad de Corinto quedaba a unos tres kilómetros del golfo de Corinto sobre una planicie elevada al pie de Acrocorinto, una cuesta pedregosa que asciende a unos 600 metros. Fragmentos de herramientas de piedra y de utensilios de cerámica dan evidencia de vida desde la era neolítica, mientras que las herramientas de metal afirman su presencia durante la era del bronce, alrededor del año 3000 a. de J.C. En el siglo VIII a. de J.C., los griegos que vivían allí establecieron colonias, pero Corinto se destacó, bajo Periandero (aproximadamente 625–583 a. de J.C.), por su poder y prosperidad como centro comercial. Esto se debía principalmente a su excelente situación geográfica sobre el istmo que llevaba el mismo nombre que la ciudad.
En el año 146 a. de J.C., cuando el cónsul romano L. Mullius tomó la ciudad, él la conflagró e hizo una matanza de hombres; a las mujeres y a los niños los vendió como esclavos. La ciudad quedó desocupada alrededor de un siglo, pero en el año 44 a. de J.C., Julio César promulgó un edicto que restauró la ciudad. El nombre original de la nueva ciudad fue Efura (guarda o atalaya), pero luego recibió el nombre de Corinto. Los nuevos habitantes eran griegos, italianos y asiáticos, incluyendo algunos judíos. La ciudad, por su ubicación estratégica, pronto se destacó como un importante centro comercial pues controlaba los dos puertos, Cencrea al occidente y Lechaeum al oriente. Era muy peligroso navegar por el Cabo de Malea al sur de Grecia y muchos marineros preferían desembarcar su carga y acarrearla sobre ruedas por el istmo de Corinto. Gran parte del tráfico, oriente a occidente, pasaba por Corinto, trayendo consigo una mezcla de culturas, razas y religiones.
La vida moral y espiritual de Corinto reflejaba el medio ambiente de la ciudad; la religión principal de la ciudad involucraba la adoración a la diosa Afrodita o Diana, una religión basada en ritos de tipo sexual. El templo de Afrodita sostenía a mil “prostitutas sagradas” al servicio de quienes frecuentaban el templo. Por las noches estas mujeres continuaban su profesión sexual por las calles de la ciudad. El Acrocorinto, un promontorio escarpado que ascendía 600 m sobre la ciudad, fue coronado como el templo de Afrodita. Se cuenta que durante las noches se escuchaban en los alrededores de la ciudad los gritos de quienes practicaban la religión pagana, cuyas manifestaciones incluían orgías sexuales y el hablar en lenguas. La expresión “corintizar” llegó a ser sinónima de una sociedad en que las riquezas, las prácticas disolutas, el crimen y la inmoralidad dominaban la vida.
Además de la religión que dominaba y que se enfocaba en la diosa Diana, existía también un templo dedicado a Asclepio, el dios de la curación, y un templo del siglo VI dedicado a Apolo. También el museo en Corinto contiene un dintel de una sinagoga judía como evidencia de la existencia de una comunidad judía que había sido establecida años atrás.
Corinto se destacaba, sin embargo, como una ciudad de artes, filosofía y teatro. Aunque no se aproximaba a Atenas como centro filosófico, alcanzó fama como centro filosófico y cultural que justificó la frase “palabras corintias” como sinónimo de una dicción pulida y erudita. Sin embargo, muchos de los protagonistas que declamaban en los teatros daban evidencias de estar embriagados, reflejando el descontrol moral y ético de esos tiempos.
Es cierto que predominaba la religión de Afrodita (esa diosa del “amor” a quien se adoraba en su magnífico templo donde con más de 1000 mujeres se practicaba la prostitución ritual). A pesar de esto, Corinto era conocida como una ciudad de cierto criterio amplio en asuntos religiosos, se jactaba de tener por lo menos doce templos. Otro factor que influía en la iglesia cristiana fue la existencia de ciertas sociedades privadas y las religiones de misterio que requerían ritos de iniciación secretos. El culto a Isis fue muy aceptado, pues en algunos aspectos era parecido al cristianismo, aunque en otros, muy distinto. De hecho, muchos de los nuevos conversos en Corinto venían directamente de este medio ambiente cultural religioso inmoral. Por lo tanto, no sorprende el que fuera bastante difícil para ellos divorciarse de una vida tan opuesta a las demandas del evangelio de Cristo. Tampoco extraña el que Pablo haya necesitado invertir por lo menos año y medio en establecer y encaminar la iglesia naciente en el lugar.
LA IGLESIA DE CORINTO
El apóstol Pablo estableció la iglesia de Corinto en su segundo viaje misionero. Según los datos que tenemos, Pablo fue el primer misionero que llegó a Grecia. Debe notarse que él lanzó su esfuerzo misionero hacia el occidente, después de la conferencia en Jerusalén (ver Hech. 15), como parte de su deseo de ver a los gentiles aceptados e integrados a la comunidad cristiana, sin los impedimentos de la ley judaica. Él ganaba algunas victorias importantes y adelantaba la universalización del evangelio, librándolo del judaísmo, sin embargo, el interés y enfoque de Pablo era predicar el evangelio en lugares donde no se había predicado aún, tomando en cuenta a los gentiles y las oportunidades desafiantes que se ofrecían en Grecia y, por último, en el resto de Europa.
Se tiene más datos de la relación de Pablo con la iglesia de Corinto que de cualquier otra iglesia. Su primera visita cuando la iglesia se estableció se relata en Hechos capítulo 18; otra visita es narrada en Hechos capítulo 20. Pero gran parte de lo que sabemos de Pablo y su ministerio en Corinto proviene de la correspondencia entre él y los mismos corintios; el asunto de la correspondencia es muy complejo, y surgen muchas preguntas al respecto. En seguida trataremos este tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario