Información General de 2 de Crónicas

INTRODUCCION

Este libro, así como el primero, sin lugar a dudas, es una reinterpretación de lo que se mencionó en los de Samuel y Reyes. Probablemente el autor tenía en mente a aquellos que ya conocían dichos libros. Originalmente formaba un solo tomo en la Biblia heb., con el título de “Palabras de los días”, es decir, algo semejante a los anales breves de la historia de Israel. 

Es obvio que al cronista le interesa “modernizar” su narrativa, describiendo los eventos en términos familiares para sus lectores. Estos eran los que habían regresado del cautiverio para reconstruir Jerusalén bajo Esdras y Nehemías, cerca del 400 a. de J.C. La documentación de cualquier evento debe ser una tarea muy cuidadosamente elaborada, aun para el historiador de la actualidad, con el fin de incorporar eventos y situaciones históricas fieles a la ocurrencia del evento o al sentido original del texto. El cronista usa un lenguaje fluido en su narración. 

En la versión de la Septuaginta (LXX) los dos libros llevan el título de Paralipómenos, es decir “omitido” o “dejado aparte” de las obras históricas. Esta es una referencia directa al Pentateuco y, como ya se afirmó, a los libros de los Reyes. 

Jerónimo los llamó “Crónica de toda la historia de la salvación”, porque es una reflexión “piadosa y edificante” de la historia. Lutero los llamó Crónicas, nombre con el cual se han preservado hasta hoy. 


El registro de 2 Crónicas cae bajo dos grupos: 

a. Primero, hay una referencia al “libro de los reyes de Judá e Israel” (2 Crón. 16:11, 25:26, 28:26, 32:32; al “libro de los reyes de Israel y Judá” (2 Crón. 27:7, 35:27, 36:8); al “libro de los reyes de Israel” (2 Crón. 20:34); a “las actas de los reyes de Israel” (2 Crón. 33:18). La similitud de los títulos sugiere que 2 Crónicas 24:27 se refiere a estas “actas” cuando dice: “He aquí está escrito en la historia del libro de los reyes”. 

b. Luego están los escritos asociados con algunos profetas. A Salomón le llegaron los mensajes en las palabras de Natán, en la profecía de “Ahías” silonita y en las profecías del “vidente Iddo, contra Jeroboam, hijo de Nabat” (2 Crón. 9:29). En relación con Roboam, el cronista dice: “Las cosas de Roboam, primeras y postreras, ¿no están escritas en los libros del profeta Semaías y del vidente Iddo, en el registro de las familias?” (2 Crón. 12:15a). Referente a Abdías se menciona la “historia de Iddo profeta” (2 Crón. 13:22) y a Josafat en las palabras de “Jehú, hijo de Hanani” (2 Crón. 20:34). Hay una referencia exuberante y plena de evidencia histórica directa en 2 Crónicas 32:32, cuando el autor afirma que “los demás hechos de Ezequías, y sus misericordias... están escritos en la profecía del profeta Isaías, hijo de Amoz, en el libro de los reyes de Judá y de Israel”. 

Sin duda alguna, todo esto sugiere que los profetas supieron proveer la documentación correcta sobre las acciones de los monarcas, aportando interpretaciones morales y espirituales de la historia. El cronista-historiador tuvo acceso a los registros del templo en los que se incluían nombres y genealogías. 

El género literario de 1 y 2 Crónicas corresponde al midrash (escrito que se aplica a escudriñar y a explorar textos antiguos, con miras a una explicación del presente). Para empezar, es importante interpretar estos libros teniendo en mente este género literario. Ya que el cronista admite ciertos datos objetivos, tiene que fungir como historiador, permitiéndose abundar en detalles omitidos en los otros libros mencionados. Cuando este opta por solamente componer sus datos, con miras a adaptarlos a la finalidad de su tesis, actúa meramente como midrásico. 

La tradición asigna la autoría de los dos libros a Esdras. El argumento que prevalece para esta conclusión se apoya en la evidencia interna al terminar 2 Crónicas y al empezar el libro de Esdras: en ambos el autor usa el mismo estilo. Por esta razón, tanto judíos como cristianos en general asignan a Esdras la paternidad literaria de estos libros. Se supone que sus colaboradores fueron los profetas Hageo, Zacarías y Malaquías. 

Los estudios en base a los descubrimientos arqueológicos recientes confirman la autenticidad de la narración de los dos libros. Ciertas discrepancias numéricas, especialmente entre las narraciones de estos y las de Samuel y Reyes, parecen perder relevancia ya que se explican como errores de transmisión. No obstante, los libros de las Crónicas son pertinentes al mundo actual. En culturas tecnológicamente afectadas por la informática (ciencia de la información) llega a ser casi imperativo contar con copias de apoyo de todo lo que se produce, gracias a la computadora. Es así como, siguiendo el mismo razonamiento, se concluye que la documentación de las genealogías hebreas y de las biografías de David, Salomón y de los reyes de Judá, está preservada con mucha garantía de ser fidedigna. 

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