El primer libro de Samuel forma un solo tomo con el segundo libro de Samuel en el canon hebreo. Se encuentra en la segunda sección de la Biblia hebrea que se titula “Los Profetas”. Esta sección comienza con Josué. Siguen Jueces, Samuel, Reyes, Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce Profetas Menores (en un solo libro). En la versión griega (la Septuaginta) figura como 1 Reyes porque 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes se llaman 1, 2, 3 y 4 Reyes (lit. “De Los Reinos”). El nombre 1 Samuel cabe bien para este libro por cuanto Samuel es el personaje principal de su historia. El libro de 2 Samuel, sin embargo, no tiene que ver con Samuel. La relación íntima entre Samuel y David resulta en que los dos libros se llamen de Samuel.
Estos libros describen la obra de Samuel en favor de Israel y subrayan la tremenda influencia que él ejercía no sólo sobre Saúl sino también sobre David. El gran erudito alemán Keil dijo bien que “el espíritu de Samuel formaba el alma del verdadero reino en Israel”. La división entre 1 y 2 Samuel en nuestra Biblia fue inspirada por la división hecha en la Septuaginta.
AUTOR
El autor de este primer libro de Samuel fue indudablemente Samuel mismo, por lo menos hasta su muerte en el cap. 25. La antigua tradición entre los judíos asigna a Samuel esta escritura. Además nos informa 1 Crónicas 29:29 que Samuel mantenía crónicas de David. Menciona a los profetas Natán y Gad como otros que contribuían a estas crónicas y es posible que ellos terminaron lo que Samuel había comenzado. En 1 Samuel 10:25 se nos dice específicamente que Samuel escribió en un libro las leyes del reino. Los que terminaron el libro hubieran podido sacar también datos de otros libros como el libro de Jaser (2 Sam. 1:18). La frase hasta el día de hoy ocurre siete veces en los dos libros de Samuel (5:5; 6:18; 27:6; 30:25; 2 Sam. 4:3; 6:8 y 18:18). Nos da la impresión de que la edición final se hizo unos años después de los hechos. En 1 Samuel 27:6 se comenta que Siclag pertenecía a los reyes de Judá, cosa que da a entender que la redacción fue de un período un poco más tarde.
TEORIA DOCUMENTAL
Algunos comentaristas mantienen lo que se llama la teoría documental en cuanto al origen de 1 Samuel. Argumentan que hay dos o más fuentes principales responsables por esta escritura. Las abrevian como J (por Jehová) que supuestamente pertenecería a un autor del siglo X a. de J.C. Otra se abrevia E (por Elohim) que dicen que pertenece al siglo VIII a. de J.C. Otros asignan partes de 1 Samuel a otras épocas y fuentes. Estas teorías niegan que Samuel haya sido el autor del libro. Nosotros rechazamos su argumento y su teoría. Como dice Merrill Unger en su libro Introductory Guide To The Old Testament (Guía introductoria al AT), la evidencia de la unidad del libro apoya el argumento de que sea el producto de un solo autor. Se discierne aquí un plan que consistentemente corre por todo el libro y progresa ordenadamente en la narración. Las contradicciones alegadas por los críticos no las son en realidad y pueden ser satisfactoriamente explicadas y aclaradas en cada caso. Además, la teoría documental o coleccionista complica indebidamente el origen del libro en su afán de armonizar diferencias de estilo o de énfasis que más fácilmente se explican por el método empleado por el autor en la compilación de su material. Afirmamos entonces que Samuel habrá sido el autor del libro, y que probablemente Natán y Gad lo terminaron de editar. Aun la edición final data de la época de David o poco después de su muerte, a más tardar.
LUGAR EN EL CANON
Que este libro haya sido parte del canon de las Escrituras inspiradas por Dios nunca se ha puesto en tela de juicio. Siempre ha formado parte de las Escrituras del AT denominadas por el NT las palabras de Dios (Rom. 3:2), las Escrituras (Mat. 21:42) y las Sagradas Escrituras (2 Tim. 3:15). El libro de 1 Samuel no es muy citado en el NT pero no es por dudar de su autenticidad. Hay una sola cita que es Hechos 13:22 referente a David. Pero hay dos claras alusiones; una en Mateo 12:3, 4 referente a David y la otra en Hechos 13:21 referente a Saúl. Además hay una posible alusión a 1 Samuel 15:29 en Tito 1:2. Puesto que el libro es más que nada historia, no nos sorprende que se cita poco en el NT. Pero las citas y alusiones son de consecuencia. Incluso Jeremías hace referencia a Samuel (Jer. 15:1) como hombre de poderosa oración y de gran influencia con Dios. Efectivamente Samuel es un hombre de oración y el versículo clave de 1 Samuel es: En cuanto a mí, i ¡lejos esté de mí pecar contra Jehová dejando de rogar por vosotrosi ! (12:23) La oración tiene un énfasis importante en el libro.
CONTENIDO Y CONTEXTO HISTORICO
El libro de 1 Samuel comienza con el nacimiento de Samuel, aprox. en el año 1115 a. de J.C. Termina con la muerte de Saúl cerca del año 1010 a. de J.C. Así que todo el libro cubre un período de aprox. 100 años. Es sumamente importante para revelar el desarrollo del plan divino de la redención. En este libro se ven por primera vez al profeta, al sacerdote y al rey todos juntos. Traza su texto la transición de la teocracia a la monarquía.
Samuel es el último de los jueces (Hech. 13:20) y el primero de los grandes profetas. Tenemos que darnos cuenta que Samuel por ser juez es también contemporáneo de Jefté como también de los jueces Ibzán, Elón y Abdón (ver Jue. 12). Pero más importante es que sea contemporáneo de Sansón que tenía tanto que ver con los filisteos. Desde luego Samuel sobrevivió a todos los demás jueces, siendo el último de ellos.
Saúl es el primer rey de Israel. Y en 1 Samuel se introduce a David, el nombre más mencionando en toda la Biblia. Se han contado 1118 veces en la Biblia donde se menciona a David, mucho más aun que a Moisés. El antiguo comentarista J. G. Butler observa que David permanece como el personaje más notable de la historia antiguotestamentaria. No hay otro que represente tan típicamente a Cristo. Y su historia está tan estrechamente ligada con los salmos y los profetas que los judíos se referían al gran Libertador venidero como el Hijo de David, término y relación reconocido por Jesús y luego por medio de Juan en el Apocalipsis. David es el hombre conforme al corazón de Dios, cuyo trono sería afirmado para siempre en la persona del Señor Jesucristo.
En el momento de nacer Samuel, se iba imponiendo como imperio el reino de Asiria. Tiglat-Pileser I tras numerosas victorias impuso su dominación al resto de Asia Occidental y de Egipto. Egipto se veía en un estado de declinación que continuaba bajo el mando de los faraones Ramsés III y IV. Los fenicios eran los grandes comerciantes del mundo y cerca del año 1100 a. de J.C., salió su famoso alfabeto de 22 letras, muy similar al nuestro. Grecia se encontraba en sus constantes guerras. Homero escribía sus famosas Ilíada y Odisea, pintando un cuadro de esa historia primitiva de Grecia. Faltaban todavía 400 años para que se fundara la ciudad de Roma en Italia.
Al norte de Israel el gran Imperio Heteo (Jos. 1:4) estaba sufriendo el colapso aunque siguió existiendo por unos siglos después (ver 1 Rey. 10:29). Se mencionan unas 40 veces en la Biblia y algunos han sugerido que dejaron su influencia en los hebreos, particularmente en su arquitectura y construcción con piedra y madera. Y tan lejos del Medio Oriente estaba comenzando la dinastía Cheu en la distante China. Resultaba ser la dinastía más larga de su historia y donó al mundo el legado de la organización de su extenso gobierno, una filosofía conocida y el arte de su bien desarrollada cultura.
La India como la conocemos hoy estaba también recién comenzando con la invasión de los arios para vencer a los dasius e iniciar el período védico. Sólo Israel entre todas las naciones tenía la conciencia del único y verdadero Dios que la apacentaba conforme a la integridad de su corazón (Sal. 78:72). Las demás naciones tenían sus dioses y todos los dioses de los pueblos son ídolos, pero Jehová hizo los cielos (Sal. 96:5). Y aquí está la diferencia, que la historia detallada en 1 Samuel no es meramente la historia de Israel, sino del único y verdadero Dios obrando en y a través de Israel.
El libro de 1 Samuel comienza en el monte Efraín y termina debajo de un árbol en Jabes de Galaad. Comienza con una oración y termina con ayunos de duelo. De hecho, hay bastante llanto que caracteriza esta historia. Por lo menos una docena de veces dice el texto que alguien lamenta o llora o derrama lágrimas. Es una continuación de los tiempos de los jueces y de Boquim que quiere decir “los que lloran” (ver Jue. 2:1). Comienza 1 Samuel con los filisteos dominando la vida de Israel y termina igual. Nos enseña que el cambio de gobierno no resulta necesariamente en mejorías. Lo que vale es un cambio del corazón. La nación precisa un cambio que solamente el Rey de Gloria puede efectuar en su pueblo. Pero se levanta la perpetua barrera para que se produzca ese cambio, la desobediencia. Y el mensaje del libro queda claro en 15:22: Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención es mejor que el sebo de los carneros.
El tabernáculo de reunión es objeto de atención en el libro pero especialmente el arca se destaca como símbolo que no puede reemplazar la realidad o confundirse con la existencia efectiva. Hay gran peligro en distorsionar el concepto de Dios por limitarle a un solo lugar y servirle indolentemente. Dios quiere misericordia más que sacrificios y conocimiento de sí mismo más que holocausto (ver Ose. 6:6). El libro comienza con el tabernáculo bien ubicado en Silo y el arca guardada en el lugar santísimo. Termina con el tabernáculo destruido y el arca guardada en casa de un levita en una tierra lejana. Dios priva a su pueblo rebelde de las indicaciones de su presencia entre ellos.
El primer libro de Samuel además de ser una importante historia del período de transición en Israel, registra la seriedad del pecado, vista en sus consecuencias. Registra las bendiciones que vienen con la sumisión a la voluntad de Dios. Demuestra que Dios libra a los que le aman y confían en él. Es éste, como dice Butler, “el principio de peso en estas escrituras y de mayor valor para nosotros y los que nos seguirán después”. En 1 Samuel hay una función relacionada con la nación hebrea, pero todavía más transcendente, prepara el lugar para el Cristo. En las palabras de Romanos 15:4: Pues lo que fue escrito anteriormente fue escrito para nuestra enseñanza, a fin de que por la perseverancia y la exhortación de las Escrituras tengamos esperanza.
Saúl es el personaje que más ejemplifica las tristes consecuencias del pecado. El pueblo se lo pidió de Samuel dando como excusa: He aquí que tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos (8:5). Al adelantarse a hacer los sacrificios que no le pertenecían, Saúl se disculpó con la excusa: Cuando vi que el pueblo se me dispersaba, que tú no venías... (13:11). Al no destruir a todos los amalequitas con sus bienes se justifica otra vez con la excusa: ... temí al pueblo y accediendo a su voz... (15:24). El libro de 1 Samuel nos enseña que disculparse del pecado no sirve, sino arrepentirse de él y abandonarlo. Y es algo beneficioso comparar el Saúl del AT con el Saulo del NT. El primero comenzó bien y terminó mal. El segundo comenzó mal y terminó muy bien. El primero llevaba una vida egocéntrica. El segundo dijo: Porque para mí el vivir es Cristo (Fil. 1:21). El primero dijo de su conducta: He aquí que he actuado neciamente (26:21). El segundo dijo al finalizar su vida: He peleado la buena batalla; he acabado la carrera; he guardado la fe (2 Tim. 4:7).
Muchos eruditos han comentado que el manuscrito de 1 Samuel ha sufrido más que cualquier otro libro del AT. Hay varios lugares donde la transmisión del texto les ha dejado con ciertas preguntas sobre su forma original. A la luz de este hecho es interesante que fueron descubiertos algunos manuscritos de Samuel en una cueva al lado del mar Muerto. Entre estos famosos rollos encontrados a fines de la década de 1940, tres copias de Samuel aparecieron en la cueva denominada 4Q. Uno de ellos es de los más viejos existentes, datando de fines del siglo III a. de J.C. Los tres manuscritos se parecen mucho a la Septuaginta, la versión griega del AT. Por eso, el presente comentario se refiere en varias ocasiones a lo que dice la versión Septuaginta. No es que la Septuaginta sea la absoluta autoridad, sino que nos daría una posible indicación de lo que habrá dicho el texto original en ciertos casos. Queremos asegurarle al lector, de todas maneras, que las pequeñas diferencias que existen entre el texto de la Septuaginta y los manuscritos Masoréticos hebreos no cambian ninguna verdad ni nos hacen dudar de ninguna doctrina. Son detalles más bien de trasfondo.
La lectura del canto de Ana (1 Sam. 2:1–10) ha sido tradicionalmente parte de la celebración del Año Nuevo (Rosh Hashana) el primer día del séptimo mes de su año sagrado. Constituye la lectura de los profetas para la ocasión dando expresión de su esperanza en Jehová. Uno de los misioneros del Siglo IV d. de J.C., llevó el evangelio a las tribus paganas más allá del Danubio. Los godos vivían en el área que hoy se llama Bulgaria y Rumania y por más de 40 años Ulfilas ministraba entre ellos. Tradujo la Biblia al idioma de los godos con la excepción de los libros de Samuel y Reyes. Le parecía que estos libros estimularían aun más las tendencias belicosas de estas tribus que eran muy guerreras. Así que estos libros no formaban parte de la Biblia de los godos al principio. Pero en general, tanto judíos como cristianos, han estimado, leído y aprendido de estos libros, siendo 1 Samuel su introducción y base.
No es difícil bosquejar el libro. Hay tres hombres principales alrededor de los cuales gira el desenvolvimiento de esta historia.
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