Mensaje y propósito del libro de Jonás

EL LIBRO DE JONÁS

Muchos han oído el relato del profeta que fue tragado por un gran pez, pero no han dedicado el tiempo suficiente para estudiar sus lecciones para los cristianos de la actualidad. Se le ha llamado al libro de Jonás “el libro más cristiano del AT”, y esto debido al gran mensaje que contiene: Dios ama a todas las personas que habitan la tierra y nos ha dado a los cristianos la responsabilidad de predicar el evangelio a los perdidos a fin de que se arrepientan y sean salvados de su pecado. Debemos examinar con mucho cuidado la naturaleza de este hermoso libro, descubrir quién fue su autor, en qué fecha se escribió y cuál es el mensaje para nosotros.

AUTOR Y FECHA DEL LIBRO

A simple vista parece que el autor fue el profeta nacionalista que vivió durante el reinado de Jeroboam II en Samaria, Israel, o sea entre el 793 y el 753 a. de J.C., el cual se menciona en 2 Reyes 14:25. Profetizó que ese rey enérgico iba a extender las fronteras de Israel desde Damasco en el norte hasta el mar Muerto en el sur. Efectivamente Israel conoció una prosperidad durante la época de Jeroboam que era sin igual en su corta historia. Se recomienda que uno lea en un buen libro sobre historia de Israel acerca de los logros de dicho rey, que con vigor buscó avanzar en la conquista de logros para su pueblo.

Sin embargo, al examinar Jonás en forma cuidadosa se descubren algunos datos que se deben tomar en cuenta: El libro es un escrito acerca de Jonás en vez de ser una obra suya. No contiene discursos del profeta como suele ocurrir en los libros proféticos. Se hace referencia a él en tercera persona con excepción de unos pocos versículos. El libro contiene expresiones en arameo, idioma que los judíos no conocieron hasta su cautiverio en Babilonia y Persia donde era el idioma “oficial”. El mismo hebreo del libro emplea expresiones usadas en las épocas muy posteriores al reinado de Jeroboam II. Los emperadores de Asiria nunca se conocieron por el título Rey de Nínive, ni en la Biblia ni en los escritos de Asiria. El versículo que dice que Nínive era una ciudad grande indica que el libro fue escrito después de su destrucción que ocurrió en el 612 a. de J.C. La expresión que se usa en el 1:9, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra, indica una teología de un período tardío en la historia de Israel. El espíritu misionero del libro es semejante a lo que se halla en Isaías 40–55.

Dichas indicaciones y otros factores nos llevan a la conclusión de que el libro apareció durante la época de Esdras y Nehemías cuando los judíos estaban dominados por el espíritu de exclusivismo y particularismo, y no querían tener trato con otros pueblos. Dios envió este mensaje para llamarlos de nuevo a su vocación misionera. Entonces hemos de concluir que el autor es anónimo pero un maestro en el empleo del arte de la narración como vehículo profético. La fecha de su obra sería alrededor del 400 a. de J.C.

NATURALEZA Y PROPÓSITO DEL LIBRO

Por muchos años algunos eruditos en la materia han dicho que el libro es la narración de un acontecimiento que ocurrió entre el 793 y el 753 a. J.C. pero escrito mucho más tarde para animar a los judíos a asumir su responsabilidad misionera con los pueblos del mundo.

Otros eruditos dicen que el libro es una alegoría del cautiverio de los judíos en Babilonia y su posterior liberación. El pueblo de Israel es simbolizado por Jonás y el gran pez es Babilonia. Incluso el profeta Jeremías describió el cautiverio en Babilonia como “tragado como un monstruo acuático” (Jer. 51:34). Después Jeremías dijo que Dios iba a sacar al pueblo de Israel de Babilonia, la cual se los había tragado (Jer. 51:44). Por eso muchos piensan que la experiencia de Jonás en el vientre del pez es una representación simbólica del cautiverio de Israel y su regreso posterior a su tierra.

Sin embargo, los otros detalles de una alegoría faltan en el relato. El AT no habla de un llamamiento a los judíos a predicar el mensaje de su fe a los gentiles antes del cautiverio que ocurrió en el 586 a. de J.C. No hay evidencia de que la nación entera haya rehusado una misión a los gentiles. Además falta saber el significado de la calabacera, del gusano y del viento solano.

La mejor interpretación es concluir que el libro es una narración basada en un acontecimiento histórico, relatada muchos años después en el estilo literario de una parábola. Tanto el AT como el NT hacen mucho uso de la parábola para enseñar verdades importantes. Antes de estudiar en detalle el libro de Jonás uno debe leer: 2 Samuel caps. 11 y 12, Isaías 5:1–7, Lucas 10:25–37; y 15:1, 2. De esta manera uno nota enseguida que el libro de Jonás tiene la forma literaria de una parábola. Así se explica también la manera brusca en la cual termina el libro. La verdad ha sido enseñada, no hacen falta más palabras.

Desde la época de la profecía contenida en Isaías 40–55 los judíos tenían la comisión de predicar su fe a los gentiles. Basta leer Isaías 45:22; 49:9; y 55:7 para saber que las creencias de Israel deben ser compartidas con los demás pueblos de la tierra. Lamentablemente Israel nunca se esforzó en llevar el mensaje a otras naciones. Como el libro de Rut indica, ellos estaban dispuestos a recibir a personas individuales de otras naciones que quisieran convertirse a la fe de Israel, pero nunca enviaron misioneros a otras naciones.

Incluso debido a su experiencia como cautivos en Babilonia y más tarde en Persia se encerraron aun más al regresar a su tierra. Hasta Esdras y Nehemías obligaron a los judíos a divorciarse de las mujeres de otros pueblos con quienes se habían casado. (Ver Esd. 10:1–3; Neh. 13:23–28.) Durante esta época tan difícil un gran profeta anónimo usó la experiencia de Jonás para escribir una de las parábolas más importantes de la Biblia. Con esta obra magnífica nos lleva a la puerta del NT. No debemos nunca decir que es una obra ficticia. Es un mensaje profético dado en forma de parábola. Esto no es del todo extraño; es muy posible que el Señor haya visto a una persona de otra nacionalidad ayudando a un judío herido y esto lo inspirara a relatar la parábola del “Buen Samaritano”.

EL USO DEL LIBRO POR PARTE DE JESÚS

Es muy importante recordar que según Lucas 11:32 Jesús usó la experiencia de Jonás para enseñar a los judíos que la gente se arrepintió al oír el mensaje de Jonás, y que ellos tenían un corazón muy duro por no arrepentirse ante el mensaje de uno mayor que Jonás, quien les predicaba. No es que Jonás fuera un “tipo” de Cristo sino una ilustración poderosa para demostrar a los judíos de la época de Cristo que hicieron muy mal al no prestar atención al mensaje del Hijo de Dios. También en Mateo 12:40, 41 Jesús dice lo mismo y también agrega como ilustración que tal como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de un gran pez (no necesariamente una ballena), así el Hijo del Hombre iba a estar en el sepulcro tres días y tres noches, y resucitar al tercer día. Estas citas hechas por Jesús nos advierten que el libro de Jonás es muy importante y que debemos estudiarlo con mucho cuidado.

EL MENSAJE DEL LIBRO A LOS CRISTIANOS

Si el libro tenía un mensaje de suma importancia para los judíos de la época de Esdras y Nehemías, tiene un mensaje aún más importante para nosotros. Dios llama constantemente a hombres y mujeres a dejar su patria y llevar el evangelio a otros pueblos. Pero muy pocos lo hacen. En un país se calcula que el 90% de los egresados de los seminarios se queda en el país para servir y solamente el 10% se ofrecen para ser misioneros a otras naciones. El libro de Jonás, además de esta enseñanza importantísima, también nos enseña: 1. Es necio y fútil resistir la voluntad de Dios. 2. Cada persona, no importa su raza o nacionalidad, lleva en sí la capacidad de conocer a Dios y obedecerlo. 3. Dios conoce a todas las personas de la tierra, los ama y procura su salvación. 4. Nosotros limitamos a Dios por nuestra desobediencia. 5. El verdadero arrepentimiento puede salvar a las personas de consecuencias catastróficas. 6. No debemos considerar nunca una tarea para Dios como algo sin importancia y que podemos eludir. 7. Es imposible escapar de la presencia de Dios. (Ver Sal. 139:1–24 para la elaboración de esta enseñanza.) 8. Así como Dios nos ama, ama también a las demás personas que viven en este planeta y nos ha dado la tarea de predicarles el evangelio.

 

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