Panorama de 2 Timoteo

 Estar en un calabozo romano durante el reinado de Nerón no era un lugar agradable. Esta fue la última carta del apóstol Pablo (1:1), escrita cerca del tiempo de su muerte (4:6). El destinatario, Timoteo (1:2), ya no estaba en Éfeso (4:12); las circunstancias también habían cambiado para Pablo. El había sido detenido y experimentaba otro encarcelamiento romano (1:8, 16-18; 4:16-18) sin la perspectiva de liberación. Su celda era fría (4:13) durante los largos días y noches que él pasó en cadenas (1:16; 2:9). ¿Qué movería a Pablo a escribir bajo tales circunstancias adversas?

Pablo estaba profundamente preocupado por su “hijo”(1:2; 2:1) en la fe cristiana, quien tendría que confrontar a los falsos maestros que enseñaban herejías. Unos de ellos aseguraban que la resurrección de los muertos ya había acontecido (2:18), perturbando la fe de algunos creyentes. Pablo también anhelaba el compañerismo de su colega en el ministerio de muchos años (1:4; 4:9, 21). Su soledad es comprensible. Algunos lo habían abandonado (1:15; 4:10) y otros estaban lejos (4:10-12), probablemente ministrando en otra parte. El recuerdo de la visita de Onesíforo, a quien tanto apreciaba Pablo, se desvanecía (1:16-18). Sólo Lucas estaba con él (4:11). El apóstol necesitaba también su abrigo y otros artículos que había dejado en Troas (4:13).

Las atrocidades de Nerón contra los cristianos habían cesado porque había muerto el 8 de junio del 68 d.C. La muerte de Pablo ocurrió durante el reinado de este emperador. No fue mucho antes de ser ejecutado que el apóstol Pablo escribió estas palabras desde Roma en el otoño del 67 d.C. (4:21). Al pasarle el liderato a su amigo de confianza (2:2; 4:7), Pablo quería que Timoteo recordara que el fortalecimiento de los líderes de la iglesia, en tiempos cuando algunos se alejan, proviene de la gracia que es en Cristo Jesús (2:1).

Después de los saludos iniciales (1:1-2), la exhortación a los siervos fieles es el enfoque del capítulo uno. Los principios básicos para el liderato de los obreros son mencionados, tanto en el aprecio de Pablo por Timoteo (1:3-5) como en las recomendaciones dadas a él (1:6-18). La capacitación de líderes fieles es el tema del capítulo 2. Se explica cómo ellos pueden extender su ministerio (2:1-2) y cómo ministrar ocupa el resto del capítulo (2:3-26). Varias cualidades indispensables en los líderes que ministran, son enfatizadas.

Los últimos dos capítulos incluyen la firmeza de los líderes fieles. La adversidad de los últimos días es evidente por la deserción de algunos (3:1-9) y por la diligencia de Pablo y otros (3:10-13). La autoridad de la Palabra de Dios es enfatizada en la pasada capacitación a Timoteo (3:14-17), en su enseñanza presente (4:1-2) y en las pruebas que tendrá en su ministerio (4:3-5). Su lealtad a la fe se ve en la perseverancia fiel de Pablo al anticipar la recompensa de la corona (4:6-8), al afrontar sus circunstancias actuales (4:9-15) y al esperar con ansias la gloria venidera en el cielo (4:16-18).

Es probable que el mismo Timoteo hubiera pasado tiempo en prisión antes de la conclusión de su ministerio (He 13:23). Imagínese lo que esta carta de Pablo significaría para Timoteo en medio de tal prueba, incluyendo sus saludos finales (4:19-22) que llevan al lector a la gracia maravillosa de Dios. Todos los que sufren persecución en el servicio para Cristo, o saben de alguien que la sufra, serán enriquecidos espiritualmente por ésta, la última carta de Pablo.

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