Panorama de la primera carta a los Corintios

La primera carta a los Corintios sirve como un eterno modelo para tratar problemas comunes que las iglesias confrontan, especialmente las nuevas, en contextos multiculturales. La iglesia en Corinto, ciudad griega notoria por su corrupción moral, había sido recientemente establecida cuando el apóstol Pablo envió esta carta. Pablo estableció esa obra durante una estadía en Corinto de unos 18 meses en su segundo viaje misionero (Hechos 18:1-17). Estando en Efeso en su tercer viaje, Pablo se enteró de serios problemas en Corinto. Unos convertidos pensaban que lo que era lícito, también era aceptable (6:12; 10:23). Continuaron con sus patrones de conducta anteriores, repitiendo los mismos pecados. Otros continuaban malentendiendo verdades cristianas debido a la influencia de enseñanzas falsas. Ellos se dieron a conocer porque decían que Cristo no había resucitado de los muertos (15:12). Además había informes sobre las peores clases de inmoralidad sexual (5:1; 6:15-16).

Después de un informe por los de Cloé (1:11) y de una carta que recibió de Corinto, quizás en respuesta a una suya (5:9; 7:1), Pablo fue movido por el Espíritu Santo a escribirles en el año 55 d.C., aparentemente por segunda ocasión (5:9).

Pablo esperaba volver a visitar Corinto pronto (4:19; 11:34; 16:5-7), pero mientras tanto les escribió para corregir un caso de conducta pecaminosa y para clarificar algunos asuntos acerca de los cuales los creyentes estaban en desacuerdo. El deseaba hacerles saber a sus lectores que la gracia de Dios es suficiente para corregir imperfecciones de la conducta cristiana y habilitar al individuo a vivir de una manera agradable al Señor (15:10).

Después de saludarles (1:1-3) y de una oración de acción de gracias (1:4-9), Pablo comienza de inmediato a enseñar acerca de la conducta que necesitaba ser corregida. En vista de serias divisiones en la iglesia, Pablo apela por unidad entre sus lectores. Enfatiza la necesidad de la unidad (1:10-3:23) y los medios para lograrla (4:1-21). Un caso de incesto entre ellos, que no se había corregido, se trata en el capítulo 5. El hecho de que los creyentes se llevaban unos a otros a la corte, es reprendido (6:1-8). En la cima del acrópolis de Corinto estaba el templo de Afrodita, diosa del amor. Las sacerdotisas (rameras del templo) laboraban durante el día en el templo y por las noches se paseaban por las calles de la ciudad en busca de clientes. El uso de sus servicios por hombres cristianos se condena en 6:9-20.

Comenzando con el capítulo 7, Pablo cambia de la corrección de conducta a considerar los asuntos mencionados en la carta de los corintios. El contesta varias preguntas acerca del matrimonio (7:1-40). Enseña sobre el uso apropiado de la libertad cristiana (8:1-11:1) al discutir si los cristianos debieran comer alimento previamente sacrificado a ídolos, asunto que preocupaba a los corintios (8:1-13). Ilustra su enseñanza con su propio ejemplo (9:1-27) y la experiencia de Israel en el A. T. (10:1-11:1). Pablo describe la adoración que honra al Señor (11:2-14:40) contestando las preguntas acerca de la apariencia apropiada de los participantes (11:2-16), abusos en la comunión (11:17-24) y el uso apropiado de los dones espirituales (12:1-14:40). Concluye sus respuestas a las preguntas instruyendo sobre la resurrección (15:1-58), la ofrenda para los creyentes en Jerusalén que estaban necesitados (16:1-4) y sus planes de viajes misioneros (16:5-9).

El apóstol hace un reconocimiento especial a siete colaboradores suyos que menciona por nombre (16:10-18), seguido por los saludos finales de su propia mano (16:19-24). Aunque esta carta contiene unas duras palabras de reproche, las líneas finales son un recordatoriode la gracia del Señor Jesús y del amor personal de Pablo por sus lectores.

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