Panorama de Miqueas

En el tiempo de Miqueas las personas eran egoístas y oportunistas. La justicia raramente era bien administrada. La avaricia y la crueldad abundaban. Los pobres eran oprimidos. A una nación en tal situación moral Miqueas le declaró, Yo, en cambio, estoy lleno de poder, del Espíritu del Señor, y de juicio y de valor, para dar a conocer a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado(3:8).

Miqueas, cuyo nombre significa “¿Quién es como el Señor?” nació en Moréset, una tranquila aldea en las lomas de Judá cerca de 30 km al suroeste de Jerusalén. Era un campesino agricultor que llegó a ser un gran predicador acerca de la fe personal y la ética social; también era un patriota que trató de disuadir a sus compatriotas del curso de inmoralidad en que ellos se encontraban.

Miqueas profetizó en Judá durante los días de Jotam, Acaz y Ezequías. El fue contemporáneo, aunque de menor edad, de Isaías en Judá y de Amós y Oseas en Israel, lo que significa que él profetizó, tanto antes como después, de la caída de Israel el año 722 a.C. Este fue un tiempo en el que los pobres llevaron la carga de sostener las frivolidades económicas requeridas por el estilo de vida de los ricos. Judá se encontraba en guerra, y los pobres tenían que soportar el peso de los impuestos requeridos para ello. El tributo que se le pagaba a Asiria provenía principalmente de los pobres. El reinado de Ezequías también fue un tiempo de extrema dificultad económica para los pobres. En los tribunales “la justicia” estaba disponible para los ricos, porque ellos podían comprarla sobornando a los jueces; los pobres a menudo eran víctimas de ello. Los falsos profetas sólo predicaban cosas que a los ricos les agradaran, y nadie levantaba la voz a favor de los pobres y oprimidos. Los sacerdotes mercenarios cobraban por sus servicios, por lo que con frecuencia los pobres quedaban sin dirección espiritual. En lugar de proteger a los pobres, los nobles se aprovechaban de ellos. Pero Dios llamó a Miqueas a ser un valiente defensor del pobre contra los ricos opresores, los jueces injustos, los profetas asalariados y los sacerdotes corruptos.

Dios usó a Miqueas para predecir varios acontecimientos extraordinarios de los que algunos ya se han cumplido, como la destrucción de Samaria (1:6, 7) y de Jerusalén y el templo (3:12), el cautiverio babilónico (4:10) y el retorno del mismo (7:11) y el nacimiento del Mesías en Belén (5:2). Otros eventos todavía no se han cumplido, como el retorno de Israel de los cuatro extremos de la tierra (4:6-8), la batalla de Armagedón (4:11-13) y la paz mundial, que el Mesías establecerá (4:1-5:15).

Miqueas, Isaías, Amós y Oseas fueron los cuatro grandes profetas del siglo octavo a.C. Miqueas era el menos conocido de ellos, pero tuvo el privilegio de escribir el más importante versículo ético de todo el Antiguo Testamento, donde se resume la enseñanza de los otros tres: El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo demanda el Señor de ti, sino sólo practicar la justicia [Amós], amar la misericordia [Oseas], y andar humildemente con tu Dios [Isaías]?(6:8).

Jeremías menciona el notable impacto de la vida de Miqueas y su mensaje (3:12; Jer. 26:17-19). En cada generación Dios usa a testigos fieles para cambiar vidas para su gloria (Stg 5:19-20).

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