Por lo general se asigna como propósito al libro de Génesis explicar el origen de todas las cosas, siguiendo el significado del título no hebreo del libro. Esta asignación crea confusión y hasta competencia con las conclusiones de la historia y de las ciencias las que tienen como propósito proveer una explicación del origen y la existencia de todas las cosas. De ahí que proponemos que el propósito principal de Génesis no es precisamente ocuparse de las explicaciones del origen de las cosas o de la historia de la raza humana. El libro de Génesis presenta el testimonio de los actos de Dios en su propósito de tener comunión con el hombre, desde la creación hasta el desarrollo de un pueblo escogido desde sus antepasados. Estos actos de Dios son presentados en estrecha relación con las respuestas tanto de la creación como de la humanidad a Dios. Básicamente Génesis testifica que Dios creó el mundo y la humanidad para establecer una relación especial con ambos. Esta relación está basada en la gracia y soberanía de Dios y en la respuesta libre del hombre. Pero el tema central permanece siendo Dios: El Dios que crea al mundo y lo sustenta, el Dios que crea y llama al hombre a una vida de comunión, el Dios que fiel a su propósito trae juicio y redime. De ahí que Génesis como revelación de Dios tiene un mensaje que proclamar: Dios llama a la creación y al hombre a una relación de comunión. La respuesta a ese llamado depende de una decisión libre y de compromiso a las demandas que la relación implica.
Este mensaje se desarrolla en Génesis a través de la presentación de los actos de Dios como Creador y Redentor en su relación con la respuesta del hombre.
Génesis presenta a Dios como el Creador
Frente y en contraste con todas las explicaciones paganas de la creación del mundo y del hombre, Génesis afirma que el Creador de todo es el Dios que escoge revelarse a su pueblo escogido. La creación es un acto exclusivo de él y expresa su soberanía y su gracia. Los actos creativos de Dios manifiestan las características principales de la naturaleza de Dios. Expresan su poder de crear de lo no existente, su propósito de dar significado y propósito a la existencia de cada criatura, su santidad o trascendencia al quedar siempre diferenciado de su creación y su gracia en conceder sustento a toda criatura. La afirmación de Dios como Creador, necesariamente implica la absoluta autoridad de Dios en escoger las condiciones o términos de relación que desea tener con su criatura.
Génesis presenta a la creación y mayormente al hombre en rebeldía contra Dios
Los testimonios selectos de las respuestas del hombre son para demostrar cómo el hombre desde un principio rechaza esos términos o condiciones e intenta llevar una vida independiente y autónoma de Dios. Estos testimonios corresponden a hombres individuales como también a la humanidad entera. El mensaje de Génesis es precisamente que Dios invita a este hombre alejado a volver a la comunión con él.
Génesis presenta a Dios como el Redentor
Aunque el hombre se aleja de Dios, Dios no renuncia a su propósito original de comunión con su criatura especial. Es en los testimonios de los actos redentores de Dios donde se perciben las características más sobresalientes de la naturaleza de Dios: Su amor y su paciencia; su fidelidad y su misericordia. Nunca es el hombre quien se vuelve a Dios, sino Dios quien sale a buscar al hombre y a proveer el medio para restablecer la comunión perdida. La fidelidad de Dios a su propósito de comunión implica juicios condenatorios y actos de destrucción. Pero aun estos actos son con un propósito redentor y en cada uno de ellos hay redención. Donde más se testifica del plan redentor de Dios es en el llamado a Abraham y sus descendientes a través de quienes ese propósito redentor se hace concreto y disponible.
El mensaje de redención continua a través de todo el AT y culmina en Jesucristo. El mismo mensaje de Génesis sigue siendo el mensaje de la iglesia de Jesucristo. De ahí la importancia fundamental del libro de Génesis para la tarea de proclamación del mensaje cristiano. Nos asegura que la fidelidad de Dios es permanente y de generación en generación. Nos asegura que el plan redentor de Dios no es un producto de la casualidad, o del hoy, sino que desde el principio de la creación Dios ha querido estar en comunión con su criatura. Nos da la explicación correcta del pecado y sus consecuencias en todas las áreas de la vida del hombre. Pero por sobre todo nos demuestra la fidelidad de Dios en proveer salvación.
Se comprende que el testimonio de Génesis, aunque normativo, no es la culminación del plan redentor de Dios, sino el inicio del mismo. Esa culminación está en Jesucristo y la iglesia cristiana es la que da testimonio de esa culminación. En el comentario se acepta que el testimonio de Génesis fue escrito para nosotros (1 Cor. 10:11). Por ello se intenta reflejar la comprensión de ese testimonio desde la perspectiva cristiana sin forzar su interpretación o validez canónica original. Creemos firmemente que así la autoridad normativa de la revelación en Génesis es válida para nosotros hoy día. Nuestras necesidades y conflictos son iguales a los que encontramos en Génesis.
El tema central del comentario es Dios y se irá desarrollando esa relación de Dios con las diferentes unidades principales: La creación, la humanidad y los patriarcas representados por Abraham, Isaac, Jacob y José.
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