Panorama del libro de Mateo

El libro de Mateo es fundamental para comprender la Biblia como el oxígeno lo es para respirar. El escritor del primer Evangelio no se identifica por nombre, pero el autor fue Mateo, cuyo nombre significa “don de Yahveh.” Era conocido también por el nombre de Leví (Mr 2:14-17; Lc 5:27-32). El respondió de inmediato a la invitación de Jesús (9:9-13) y en Capernaúm dejó su oficio (9:1) de recaudador de impuestos para el gobierno romano (10:3) para seguir a Jesús. Siempre aparece en la lista de los doce apóstoles (10:3; Mr 3:18; Lc 6:15; Hch 1:13).

Mateo escribe principalmente para lectores judíos. El cita cincuenta y tres veces del Antiguo Testamento, tanto del hebreo original como de la traducción griega (Septuaginta), y alude al mismo setenta y seis veces, más que cualquier otro escritor de los Evangelios. Mateo escribe acerca del Reino de los Cielos (Dn 2:44; 4:37), expresión que no se encuentra en ninguna otra parte del Nuevo Testamento. El se refiere al Hijo de David nueve veces (1:1; 9:27; 12:23; 15:22; 20:30, 31; 21:9, 15; 22:42) haciéndole recordar a sus lectores de las profecías mesiánicas (Is 9:7; Jer 33:15, 17, 21). La genealogía de Jesús es trazada hasta Abraham, el padre del pueblo judío (1:1-2). Mateo menciona ocasionalmente costumbres judías sin explicarlas (15:2), lo que indica que él escribe principalmente a una audiencia judía.

Mateo también estaba interesado en los gentiles (los no judíos). El incluye a mujeres gentiles entre los antepasados de Jesús (1:5). El relato de los magos del oriente (2:1-12) que visitaron a Israel, capturaría el interés de lectores gentiles, como lo haría la idea de que personas extranjeras, además de israelitas, formen parte del reino de Cristo (8:10-11). Los gentiles son instados a poner su esperanza en Jesús, el Mesías (12:18, 21), de acuerdo a la comisión que Cristo dio a sus seguidores de hacer discípulos de todas las naciones (28:19-20). Describiendo quince parábolas y veinte milagros, Mateo escribe para fortalecer a los que creyeron en Jesús como el Salvador ungido de Dios, muchos de los cuales sufrían persecución por su fe.

Varios temas sobresalen en el libro. Mateo demuestra el derecho de Jesús de ser rey de Israel. El conflicto entre Jesús y los fariseos surge frecuentemente al unirse ellos a los saduceos (con quienes no estaban muy de acuerdo) para rechazar lo que Cristo decía (16:11-12). El libro comienza con un prólogo largo (1:1-4:25) en el cual Mateo introduce al Mesías como Rey. El cuerpo principal del libro se organiza alrededor de cinco discursos principales que Jesús pronunció. Estos son puntos de observación acerca del Rey y tienen dos partes: un discurso acerca de la verdad y una demostración de la verdad. La transición entre las partes es marcada por la frase “Cuando Jesús terminó…”(7:28; 11:1; 13:53; 19:1; 26:1).

El primer discurso del Rey, el Sermón del Monte (5:1-7:29), es dicho a la multitud estando presente los doce apóstoles (5:1; 7:28-29). Su segundo discurso (10:1-42) es dirigido a los doce apóstoles (10:1), instruyéndoles acerca de su ministerio. En el siguiente discurso, las parábolas del reino (13:1-52), el Rey le da a la multitud una expresión de su persona (13:2, 36). En el cuarto discurso, el Rey caracteriza a sus súbditos (18:1-35) y en el quinto, comúnmente llamado Discurso de los Olivos (24, 25), se dirige a sus propios discípulos (18:1; 24:1). Comenzando con el prólogo y continuando a través de estas cinco expresiones personales de Cristo, el Rey y su reino son mencionados treinta y cinco veces.

En la conclusión (28:16-20) se expone la comisión dada por el Rey a sus embajadores. La promesa que asegura su permanente presencia estimula a cada verdadero seguidor de Jesucristo a compartir las Buenas Nuevas por todas partes. 

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