EL PROPOSITO DE LUCAS AL ESCRIBIR EL LIBRO DE LOS HECHOS
Para comprender la razón por la cual Lucas escribió el libro de Los Hechos es preciso entender la unidad entre el Evangelio de Lucas (el primer tomo de su obra) y el libro de Los Hechos (el segundo tomo de su obra). El prefacio del Evangelio de Lucas (1:1–4) y el de Los Hechos (1:1–5) unen a los dos libros. No solamente los dos tomos fueron escritos por el mismo autor y dirigidos al mismo receptor, sino que los dos desarrollan un tema ininterrumpido. Los dos están interesados en lo que Dios realizó en Cristo Jesús. El primer tratado estaba interesado en ... todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba (Hech. 1:1, 2). El segundo tomo muestra lo que el Cristo resucitado continuó haciendo a través del Espíritu Santo y a través de la iglesia.
La ocasión histórica en que Lucas escribió su obra en dos tomos. Cuando Lucas escribió sus dos tomos (60–85 d. de J.C. en Roma), el cristianismo ya se hallaba establecido en un mundo más extenso, y se estaba convirtiendo en una gran comunidad gentil (llevando a cabo la Gran Comisión, Luc. 24:36–49). La tarea de Lucas no fue tanto la de instar a que Cristo fuera predicado a los gentiles, pues eso se estaba haciendo, sino la de justificar ese hecho y apoyar esa misión. En sus dos escritos él trazó la historia del cristianismo: un movimiento dentro del judaísmo que llegó a ser una familia mundial. El cruzar las fronteras geográficas había sido fácil. En pocos años el cristianismo se había extendido a lo largo y a lo ancho; por lo menos al norte, al sur y al oeste. Es posible suponer una extensión del cristianismo hacia el este, Babilonia, pero Lucas no la incluye. Del cap. 2 de Los Hechos conocemos que, en ese día de Pentecostés, judíos de todo el mundo del Mediterráneo, desde Mesopotamia hasta Roma, estaban en Jerusalén cuando el Espíritu Santo descendió con poder tremendo. Había sinagogas judías por todo el mundo grecorromano, y el cristianismo se extendió rápidamente por estos medios.
A toda persona. Los límites más difíciles de cruzar no eran los geográficos, sino más bien las distinciones artificiales que separaban a los judíos, samaritanos y gentiles entre sí. Había que derribar estas barreras. El Evangelio de Lucas muestra que Jesús empezó este proceso al rechazar la distinción superficial que los fariseos habían establecido entre los justos y los pecadores. Jesús halló que todos eran pecadores, y que todos estaban en necesidad de la misma salvación. Con igual libertad se ofreció a sí mismo a los fariseos y los publicanos. En el libro de Los Hechos demuestra cómo lo que Jesús había empezado, de no hacer distinción entre fariseos y publicanos, se había extendido a todo el mundo. Lucas dijo cómo el evangelio fue predicado a los judíos, samaritanos y gentiles que habían sido atraídos al judaísmo y estaban bajo la instrucción de la sinagoga, y aun a personas que no habían estado bajo la influencia de la sinagoga.
Cuando Lucas escribió, la comunidad cristiana en su apariencia exterior era muy distinta de lo que podían haber esperado los que vieron su comienzo. Ella comenzó en Palestina; ahora estaba esparcida por todo el mundo del Mediterráneo. Jesús y todos sus primeros seguidores eran judíos. Ahora la iglesia era predominantemente no judía. Jesús y sus primeros seguidores asistían a las sinagogas y al templo. En el tiempo en que Lucas escribió, muchos cristianos se estaban reuniendo en hogares y en edificios públicos. El templo posiblemente ya había sido destruido, y las puertas de las sinagogas se estaban cerrando o se habían cerrado para los cristianos.
El prólogo: Dedicatoria a Teófilo. Lucas comienza su obra de dos volúmenes con una oración larga, cuidadosamente confeccionada:
Puesto que muchos han intentado poner en orden un relato acerca de las cosas que han sido ciertísimas entre nosotros, así como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, me ha parecido bien también a mí, después de haberlo investigado todo con diligencia desde el comienzo, escribírtelas en orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido (Luc. 1:1–4).
El propósito que Lucas tenía en común con los otros escritores de los Evangelios fue el presentar y describir a Cristo Jesús y la salvación que él ofrece. Cada Evangelio se escribió para decir la historia de Cristo, de tal manera que trajera gente a la fe en él y alimentara a los que creen. Los escritores de los Evangelios usaron fuentes, tanto escritas como orales, pero ellos no fueron meros recopiladores o cronistas ordinarios. Cada uno era un autor y teólogo, interesado en interpretar las palabras y las obras que registró, y las relató a su propia generación y situación vital, según fue guiado por el Espíritu Santo. Debe estudiarse cada Evangelio como un todo, como una unidad literaria y con un propósito teológico. Aun cuando todos los Evangelios tienen un propósito común, también tienen un propósito que es peculiar a cada uno. Veamos ahora el propósito distintivo de Lucas-Hechos.
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