El tema principal del libro de Levítico se ve en la pregunta: ¿Cómo puede el hombre inmundo acercarse al Dios santo? El libro trata con este tema en dos partes: (1) Caps. 1–16: Cómo acercarse a Dios por la adoración; (2) caps. 17–25: Cómo acercarse a Dios en la vida práctica (los caps. 26 y 27 se consideran como dos apéndices).
El libro de Éxodo, previamente, explica cómo Dios estableció la nación. En Éxodo se dice que esta nación será un pueblo del pacto.
Se explica la construcción del tabernáculo como el lugar de adoración. Es lógico que la Biblia presente un libro sobre el tema de cómo adorar a Dios. Ese es el libro de Levítico. Este presenta dos aspectos de la adoración, los cuales vemos en las dos divisiones del libro: los cultos formales y la vida práctica.
La primera división (caps. 1–16) presenta leyes que tienen que ver con los cultos. Los caps. 1–7 explican los varios tipos de sacrificios. Esta explicación está dividida en dos partes. La primera parte es la lista de los sacrificios y cómo presentarlos (1:1–6:7). Parece que estos capítulos están dirigidos a la comunidad en general. En 1:2 y 4:2 se indican divisiones en esta presentación de los sacrificios. Los caps. 1–3 explican los holocaustos, las varias ofrendas y las ofrendas de paz. Los caps. 4:1–6:7 explican las ofrendas por los pecados. Las ofrendas para recibir el perdón de los pecados incluyen dos tipos: las ofrendas por el pecado y las ofrendas expiatorias. La explicación completa de estas últimas dos ofrendas puede indicar que tenían una importancia sumamente profunda para los hebreos. Una palabra clave en los caps. 4:1–6:7 es “será perdonado”. La segunda parte continúa con la explicación de los sacrificios (6:8–7:38). Esto es instrucciones sobre la administración de los sacrificios y las ofrendas. Estas instrucciones están dirigidas a los sacerdotes con respecto a sus responsabilidades en la presentación de las ofrendas.
Los caps. 8–10 hablan de la instalación y las responsabilidades de los sacerdotes (los ministros del culto). Esta división tiene la explicación de cómo consagrar e instalar el sacerdote (cap. 8). La instalación sigue con los sacrificios de los sacerdotes para comenzar su función sacerdotal (cap. 9). La historia de Nadab y Abihú (cap. 10), los hijos mayores de Aarón, es para demostrar la seriedad de la responsabilidad de los sacerdotes. El cap. 10 termina con más instrucciones a los sacerdotes.
Los cap. 11–15 tienen que ver con la responsabilidad de mantener la pureza. La vida pura es tan importante como los sacrificios. Esta contiene leyes que tratan con lo inmundo y cómo purificarse de esto. Comienza con una lista de animales puros e inmundos y cómo reconocer la diferencia. El cap. 12 contiene leyes de la purificación de la mujer después de dar a luz. Los caps. 13 y 14 tratan con enfermedades de la piel y la plaga en la estructura de las casas o en la ropa. La sección termina con una discusión de las impurezas físicas, que tienen que ver con la vida sexual (cap. 15).
La primera división del libro termina con una explicación del día de Expiación (cap. 16). El día de Expiación tiene el propósito de establecer la comunión entre el pueblo y Dios.
La segunda división del libro (los caps. 17–25) tienen su énfasis en la vida práctica: “Seréis santos porque yo soy santo” (19:2). La división trata con varias leyes que demuestran la vida santa.
El cap. 17 da instrucciones sobre las ofrendas (vv. 3–9) y la prohibición de comer la sangre (vv. 10–16). Los caps. 18–20 tratan principalmente con la vida familiar y las reglas sobre relaciones sexuales. Después, el autor vuelve al culto otra vez, con reglas para la santidad de los sacerdotes (caps. 21–22), discusiones sobre los días y años religiosos y sobre el cuidado del tabernáculo (caps. 23–25).
Aunque los caps. 26 y 27 se relacionan con esta división, podemos verlos como dos apéndices. El cap. 26 siempre aparece en bosquejos con la segunda división pero en esta obra se trata como un apéndice para todo el libro. Este capítulo es una exhortación a obedecer las leyes, incluyendo las bendiciones de los que las obedecen y las maldiciones sobre los que no las obedecen. El cap. 27 es una conclusión final, en la forma de un apéndice, que incluye las reglas sobre los votos y los diezmos.
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